Mal día en el circo

Sin saber que el otro estaba despierto, Tenshi entró en la casa de manera al poco rato. Sus brazos tenían algunas heridas menores, igual un rasguño en la mejilla que aún parecía sangrar pero él no le daba demasiada importancia. Empuñaba su kunai en una mano, que también parecía escurrir, y solo se lo guardó cuando se dio cuenta de que todos estaban dormidos. Avanzó hasta la mesa, dejando sobre esta una pequeña cajita envuelta en un pañuelo y se sentó en una silla soltando un sonoro suspiro. Sin decir nada, sse escurrió como una sombra entre los cuerpos durmientes antes de tomar la cajita de primeros auxilios que guardaban y comenzar a atenderse las pequeñas heriditas, volviendo de nuevo a la mesa del comedor.

Kei escuchó que alguien entraba por los ligeros ruiditos que logró detectar, entonces lo miró, Tenshi se desplazaba por ahí, por la oscuridad no podía distinguir bien lo que sucedía pero al acercarse más por la caja de primeros auxilios pudo notar que estaba lleno de sangre, se le escapó un jadeo por la preocupación que lo inundó de repente y sus orbes doradas se abrieron de par en par observándole con pánico. ¿Pero qué diablos le había sucedido?...

Al escuchar ese jadeo, como de sorpresa, Tenshi levantó la mirada de lo que hacía, limpiar sus brazos para luego vendarlos ligeramente, y recorrió con su mirada el lugar, descubriendo despierto al rubio que hubiera estado cuidando hasta hace rato.- Ah, estas despierto...- Murmuró, mirandolo un instante, pero luego desviando la mirada de nuevo a sus ocupaciones - ¿Te desperté? - Preguntó con simpleza, sin mirarlo demasiado esta vez.- ¿Tienes hambre? - Le preguntó, además. Pero pese a todo hablaba en un tono bajo para no despertar al resto de los ninjas de su clan.

Negó con la cabeza ante la pregunta y luchó por ponerse de pie, seguro ya se encontraría mejor ¿No? Lo logró pero se sintió mareado, tuvo que sostenerse de la pared para ubicar bien donde y cómo estaba pisando. Se desplazó hasta él y se sentó a su lado, al parecer tenía hambre sin saberlo, sin sentirlo pues ahora toda su preocupación estaba en aquellas heridas -¿Qué fue lo que te pasó?- Le preguntó denotando claramente el sufrimiento en sus orbes doradas.

Notó la preocupación que tenía por el tono de su voz, una vez hubo llegado a su lado, pero le restó importancia con un gesto de la mano. - No es nada, no te preocupes tanto. Solo fue un accidente - Le aseguró, encogiendose de hombros - Deberías dejar de preocuparte y comer un poco, temo que te desmayes - Le confesó, mirandolo, empujando hacia él la cajita que había traido. La verdad es que aquellos razguños se los había hecho yendo a ajustar cuentas en el circo, pero no quería decirselo al menor porque sabía que, claramente, se alteraría.

El rubio miró aquella caja y la abrió sin tener otra opción, su cuerpo se lo estaba exigiendo o fallaría otra vez. Comenzó a comer rápidamente intentando no hacer más preguntas, lamentablemente sospechaba lo que había sucedido. ¿Porqué diablos no lo sabría? Sus métodos de adivinación no sólo se limitaban a las cartas sino a las visiones que llegaban a él de vez en cuando. ¿Y si hacía lo que el otro le decía? Sencillamente no fastidiar más, aunque le dijera que se detuviera no lo haría, sse dio cuenta que era inutil intentar mandar en un espíritu rebelde. Bajó la mirada triste y dejó de comer de repente.

Tenshi le vigilaba mientras comía y él mismo se curaba las heridas que no eran en realidad más que meros rasguños causados por sus propios descuidos. Cuando terminó con los de un brazo, inició con el otro, y fue entonces cuando el menor se detuvo de seguir comiendo, haciendo que le viera con preocupación.- ¿Que pasa? ¿Te sientes mal? - Inquirió, llevando una mano a tomarle la temperatura, sin entender el origen o el porque de su expresión tan triste de repente. ¿La comida le habría caido mal? No lo entendía la verdad.

-No...- Contestó brevemente apartando la mano ajena, estaba decepcionado de aquello, pero la verdad era que siendo él nada no tenía porqué obedecer, ni siquiera respetar su presencia. Tomó su caja y se desplazó a la silla donde Amakusa a veces acostumbraba quedarse dormida debido a lo cómoda que era, afortunadamente esta vez si estaba en su cama durmiendo y él podría quedarse allí sin perdirle nada más al pelinaranja, se preocupó por sus compañeros en el circo, de repente la nostalgia de verlos le inundó, pues hubiera querido contarle a alguien de su pena pero ahora sólo le restaba guardar silencio y esperar a curarse para irse de allí.
 
Frunció el ceño, viendolo alejarse de él pero no hizo ademán de perseguirle... de momento. Terminó con su otro brazo, aplicandose unguento y luego se curó el rasguño de la mejilla, dejandose una bandita. Luego guardó la caja de nuevo donde estaba y fue con el otro, quedando de pie frente a la silla. - Estas tiste...- Le dijo. No era una pregunta, sino una afirmación - ¿Que pasa ahora? - Quiso
*saber. No podía quedarse tranquilo viendolo así, y el hecho de que tampoco le explicara no le hacía sentir para nada bien sino como si, de algun modo, fuera su culpa que el otro estuviera así aunque no entendía porque.

Negó con la cabeza de nueva cuenta sin decir nada, si decía una sola sílaba rompería en llanto por lo que no, no lo haría. Cerró los ojos por un momento y se esforzó por ver a sus compañeros, pero tenían un futuro incierto pues no pudo ver nada de nada, se esforzaría más tarde con las cartas que a pesar de lo rota que estaba su ropa seguían allí junto con un par de hojas de opio que a veces utilizaba para entrenar con las cuchillas, precisamente porque si se hacía daño la droga le hacía ignorarlo y continuar, no era la primera ni la última vez que se lastimaba, ya le había pasado muchas veces antes de bido a su terquedad de actos nuevos y sabía que le esperaban más puesto que ya lo había visto. Hizo como que iba a volver a comer pero la verdad es que ya no tenía hambre, o más bien tenía deseos de torturarse un poco por ser tan "insignificante". Sabía que se iban a vengar, también sabía que iban a herir a otra persona del clan, no tenía claras las cosas pero ahora que todo iba tal y como se suponía aquello iba a suceder.

Se incomodó aún más al ver que el otro, por lo visto, no tenia planes de dirgirle la palabra. Ello le hizo contrariarse. ¿Pero que rayos...? ¿Que se creía ese chiquillo? Encima que lo curaba y lo cuidaba... ¿Y ahora se había enojado con él? Lo que le fataba. Bufó con cierta incomodidad y entoces de pie frente a él cuan alto era, aunque no tanto como Kurogane, le tomó de los hombros y le sacudió
*con algo de fuerza, sin importarle que el bento se balanceara y, paulatinamente, terminara en el suelo.- No vengas con que no pasa nada, Kei... ¿Que rayos te pasa? Antes no estabas así, ¿Es que acaso te enojaste conmigo? - Inquirió, como si no lo creyera, con una ceja arqueada, mirandole fijamente como antes.

-¡Ah! Me haes daño- Le musitó cerrando los ojos al sentir que le sacudía, las heridas de su costado le pasaron cuentas por eso. Apenas si le escuchó y le miró serio bajando las cejas -Muchas gracias por todo Tenshi, gracias. No pasa nada, es sólo que piensas que soy idiota y lamentablemente no lo soy tanto...- Siseó en tono que intentaba ser bajo.

Frunció el ceño al escucharle decir aquello. ¿Cómo rayos lo sabía? Ese chico... era diferente a cualquier otro que hubiera conocido antes y ello le intrigaba un poco. Empero no dejó que la sorpresa ante aquella "confesión" le dominara.- Bien, lo sabes... ¿Que quieres que haga? Ellos me retaron, y no iba a rebajar el honor del clan, no tengo miedo - Le aseguró - Además, no se porque estás tan enojado, no es como si hubiera matado a alguno de tus amigos - Le dijo, Y no mentía.- Y eran todos contra uno así que, técnicamente, yo estaba en desventaja... ¿Y tu te lamentas por tus amigos del circo después de que te dejaron así? - Frunció el ceño - Lo lamento, pero no entiendo tu lógica -

-No la entiendes porque no sabes cómo es la vida en el circo- Musitó desviando la mirada -Haz lo que quieras, ¿Sabes? No soy nadie para decirte nada, como lo he dicho antes soy un pobre miserable. Da igual si hablo o no- Comentó cada vez cuidando menos de su tono.

*Kurogane tenía un oído muy fino y a pesar de aparentar dormir como muerto podía escuchar cualquier cosa mínima por lo que abió un ojo para asegurarse de que todo estaba bien, al notar que sólo discutían cerró los ojos haciéndose el dormido para poder seguir en el chisme de lo que sucedía entre esos dos.

- Baja la voz - Le ordenó entonces, cuando notó que subía su tono, sin darse cuenta de que Kurogane les escuchaba y sin dejar de fruncir el ceño - Y tal vez la entendería si me lo explicaras, ¿No crees? - Insinuó, sarcástico, entre sususrros antes de hacer que, de nuevo, lo mirara - De donde yo vengo, quienes te hacen creer que eres un miserable y te menosprecian, no pueden llamarse tus amigos... ¿Por que si yo te ofrezco lo contrario sigues batallando conmigo? - Insistió - Quiero que hables, que me digas lo que piensas, y que me expliques que rayos pasa... ¿¡O comó pretendes que lo entienda?! - Se sobresaltó al darse cuenta de que Hannah se movia, pero solo se acomodó en la cama y se volteó para seguir durmiendo. Dirigió toda su atención entonces al pequeño rubio.

-No puedo, son demasiadas cosas y ahora los demás duermen, deberías dormir también- Dijo serio mientras se acomodaba mejor en la silla claramente decidido a dormirse allí. Ya no había poido terminar su comida que ahora estaba en el piso. Se mordió el labio inferior mientras desviaba la mirada, en verdad le gustaría mucho saber lo que había sucedido del todo en ese lugar, en un descuido se pondría a averiguarlo con las cartas.

- No me importa. Quiero saberlo - Espetó - Y si el problema es que lo demás duermen, eso se puede arreglar - Exclamó, antes de tomarlo de la muñeca y levantarle del sillón de un tirón, y cargarselo en las espalda sin ton ni son. Entonces se dio la vuelta y salió de la cabaña del mismo modo en que entró, solo que esta vez cargaba al pequeño rubio en su espalda. Lo llevaría a donde pudieran hablar.

Le esuchó molesto y entonces soltó un quejido ante ese tirón, conteniendo uno más por respeto a los que dormían a pesar de que con sus brusquedades el otro le estuviera medio matando con cada cosa que le ocurría, en verdad necesitaba drogarse un poco, sólo que sus malas costumbres no quería que las vieran aquellos ninjas que eran sus salvadores. Estaba profundamente triste aún y ahora sentía una especie de desesperación, frustración o algo parecido a esos maleficios debido a que no podía hacer nada en contra de Tenshi para que lo dejara en paz, pero vaya que era terco aquel muchacho.

A Tenshi no le importó avanzar en medio de la noche con el menor a cuestas. No tenía miedo de nada de lo que pudieran encontrar en el bosque. Avanzó con paso veloz y firme hasta que finalmente llegaron a un claro abandonado en medio del bosque. Una pequeña laguna reflejaba el esplendor de la luna y las luciernagas revolotaban alrededor de la superficie. Solo entonces se detuvo, para dejar suavemente al menor sobre el suelo. - Bien, ya estamos solos y no hay nadie a quien puedas incomodar... ¿Puedes decirme ahora que rayos te molesta? - Inquirió. Quería entenderlo, estaba haciendo un esfuerzo enorme por no ir a enfrentarse con ellos, sin aún lograr entender como podia considerarlos sus amigos, su "familia". ¿Que clase de familia era esa?

Kei miró el camino con algo de desconfianza al notar que se alejaban demasiado de allí -¡Basta ya Tenshi!- Le exigió intentando tener un poco de fuerza de voluntad y cuando al fin le bajó se aferró de él para no caer -Tú... no sabes lo que es estar en un circo Tenshi, llegas allí porque no tienes nada que perder, porque no tienes familia, porque es lo que hay. Esa gente sea como sea se convierte en tu familia porque son los que te rodean, los que te ayudan a sobrellevar lo difícil que es todo eso porque experimentan lo mismo y quizá si hay un par dentro de ellos que me odian porque de repente mi acto causa más sensación que el de ellos y esas cosas pero la mayoría allí son mi familia. Todos han sido buenos conmigo exceptuando un par pero no todo es perfecto ¿sabes? Y... y ahora tu vienes y me dices que quieres agredir a mi familia por algo que no te gustó y no todos tienen la culpa de la locura de ciertas personas ¿ves? y violencia genera más violencia...así que lamentablemente seguro que lo que hoy haz hecho generará más problemas...- Le explicó bajando las orbes doradas tristemente.