- Si que eres... impaciente... - Susurró a su oido antes de morderlo.
Finalmente le despojó de la ropa, dejandole totalmente desnudo y a su merced. Llevó su mano a la entrepierna ajena, comenzando a masturbarle con rapidez, apretando su sexo entre sus manos, mienras le daba otro beso, intenso y feroz, de ess q robaban el aliento.