Había hecho una mueca ligera de dolor y había dejado espcapar uno que otro gemidito ahorgado de dolor mientras torturaba sus pezones hasta dejar que le dolieran punzantemente. Sentía su miembro caliente y completamente erguido entre sus piernas, sofocándolo, punzando al igual, pidiéndole atención-ahh...Cain...-Susurró embriagado de sus toques, de sus palabras.
-...te...amo...-Le contestó en susurros entrecortados respiraba agonizantemente-Por favor...noh...no puedo más...Cain...-Empezó a medio arquearse y sintió otro estremecimiento ante ese aliento cálido-Hazme...hazme tuyo...sólo tuyo...oh...por favor...-Gimoteó en el mismo susurro suave y excitado. Se empezó a tocar a si mismo ya tocarlo a él, revolvía su cabello, rozaba sus hombros. Jadeaba pesadamente, sentía que su interior también palpitaba estimulado. Si no lo hacia pronto hiba a comenzar a temblar de deseo.
Sus perfectos cabellos plateados estaban revueltos sobre la cama, tenía la boquita sonrosada entreabierta, los ojos azules velados en deseo igualmente entrecerrados. Y su preciosa piel blanca perlada en un ligero sudor sensual.