por la ciudad

Una vez en la tienda, Hirako comenzo que observar ávidamente las vidrieras, encantado con las hermosas cosas que veía. Pero no le pediría a Ludwig muchas cosas; unas cuantas peinetas y tal vez uno o dos pendientes, no más. Ya le había comprado suficientes cosas. Cuando se volteo a verle, le señaló algunas cosas.- Esas se verían bien con los kimonos, no crees? - Inquirio senalandole un hermoso pendiente azul zafiro.

Aquella tienda tenía cosas que le gustaban mucho y le agradó que al parecer al menor también.Lo dujo por como miraba con avidez los escaparates . Miró con interés lo que Hirako le mostraba - creo que te irán muy bien, no te cortes coge lo que desees- algo llamó sua tención era una diadema que tenía una rosa de ttela en color blanco y lo cogió.-haber como te queda-dijo poniendole la diademita de la rosa en la cabeza- Una flor para otra flor-dijo riendo levemente

Hirako rodó los ojos, pero no hizo nada más que ponerse colorado ante aquello. Se quitó la diadema y la dejó con el pendiente que antes había escogido y se puso a rebuscar en los estántes, sacando accesorios en color azul, plata y blanco que eran los colores que más combinarían con sus kimonos nuevos. Luego de eso, se los acerco a Ludwig - Escoge lo que te guste y podemos irnos luegos - Exclamó con voz suave y al parecer algo cansada ya.

Notó que Hirako estaba cansado y miró los accesorios que el joven le había sacado. Escogió unas orquillas con brillantitos azules y un par de cosas más para que el menor no se aburriera ni cansara más de lo que estaba. Se acercó tenderopagando los objetos indicando como en las veces anteriores qur llevaran lo comprado a su hotel.
-Vamos-dijo cogiend al menor en brazos -el hotel está cerca y te hace falta tomar un siesta-

La gente de la calle se le quedaba viendo mientras Ludwig reía divertido y les envíaba una sonrisa radiante, sin importarle lo que pensaran o digeran- Sé que puedes caminar pero es más divertido llevarte en brazos- al ver el sonrojo en el rostro del menor acercó sus labios y le dió un beso en la nariz. le resultaba realmente atractivo Hirako con sus sonrojos.

Ante el beso de Ludwig, el menor se sonrojo aún más, pero de igual modo sabía que el mayor no le soltaría, así que se quedó quieto, de brazos cruzados y el rostro rojo sin dirigirle la palabra, incluso cuando llegaron al hotel. Era una vergüenza que lo tratara de aquel modo, y él y su orgullo no lo iban a tolerar.

Cuando llegaron al hotel y estuvieron en la habitación que le correspondía Ludwig dejó en el suelo a Hikari. Notó enseguida que el joven estaba enfadado con él y eso le disgustó. Abrazó al menor por la espalda.
-¿estás molesto florecita? Te prometo que no lo vuelvo a hacer más así que perdóname- le dijo para darle un ligero beso en el cabello