por la ciudad

Ludwid devolvió la sonrisa al menor y se giró un poca para acariciar el pelo de este con su mano libre-No te preocupes por el dinero, la ropa te la regalo. No puedo permitir que vayas mal vestido siendo mi sirviente-Ludwig se dirigió al mostrador todavía con la mano de Hirako enlazada ccon la suya y pagó los kimonos.
La joven tendera les sonrió y muy servicial dobló los kimonos y los metió en unas cajas muy bonitas con dibujos de flores y mariposas.Ludwig le indicó a la joven que quería que se los llevasen al hotel donde se alojaba.después de esto salieron a la calle y entraron a una tienda cercana que vendía zapatos.

- No soy tu sirviente, soy tu asistente, creí que habíamos quedado en eso - Inquirio el menor mientras iban a pagar los kimonos, encantados con las lindas cajas en que los guardaban. En cuanto salieron y se dirigieron a la tienda de zapatos, Hirako se soltó de la mano de
Ludwig mientras llegaba la persona que iba a atenderlos. Después de todo, a pesar de su aspecto, el menor sólo tenía 15 todavía.

Ludwig no le dió importancia a que hirako le soltara la mano y espero paciente a que vinieran a atenderles. en unos instantes apaareció un señor de edad respetable y Ludwig le sonrió elegantemente.
-Quiero zapatos para él-dijo señalando al menor-quiero que sean coloridos y con algunas gemas y abalorios a poder ser-dijo de forma amable al dependiente-Florecita a tí que te gusta?-

- Que no me digas así! - Exclamó, poniéndose colorado. Intento controlarse sin embargo y contestar la pregunta. - Lo que sea ésta bien para mí - Aseguró - Unas zapatillas, tal vez unas zandalias. Lo que sea - Aseguró, viendo las vidrieras de la tienda. Se quedó embobado observando unas zapatillas con un zafiro en medio de adorno con hilos color platas y se los señaló al mayor. - Algo como eso... - Musitó, señalandolos.

-Lo seguiré haciendo porque me parece un lindo mote.-le dijo sonriendo y de forma amable. al ver las sandalias que el menor quería le ordenó al tendero que se las sacara y también buscara todas las que se pareciesen a esas.
-pruebatelas-dijo con las zapatillas en su poder

Hirako frunció el ceño y se puso colorado como respuesta al ajeno comentario, notando que aquello era un caso perdido. En cuanto le tendió las zapatillas, se sentó en un banquillo y se las puso, aunque luego frunció el ceño al comenzar a caminar con ellas. - Creo que me quedan algo grandes - Sentenció antes de que, a causa de ello, tropezara y terminara sosteniendose de Ludwig, cayendo en su pecho, sonrojandose en demasía por ello.

Anque fue algo inexperado que el menor se tropezara LudWigactuó rápido y le apresó entre sus brazos para que no se cayera.
-Hirako ¿estas bien?--dijo con preocupación mientras le apretaba contra él

-No puedes andar con algo con lo que te vayas a tropezar-Ludwig movió sus brazos con rápidez y le alzó. le llevo despació hasta uno de los asientos dl lugar y allí le sentó de forma delicada.
-busquemos algo que te quede mejor-dijo con una sonrisa galante. Se arridilló y le quitó las zapatillas con una caricia lenta.

Ludwig rió de forma alegre y le dió un beso suave en la mejilla.
-No es que te trate comoa una chica es que te comportas y pareces una-dijo para molestar al menos con cierto tonode burla. En un rato llegó el tendero con zapatos del estilo al que Hirako había visto.

- ¿Que? ¡No! No es cierto... - Musitó el menor, coloreandosele más el rostro ante el beso ajeno. Se cruzó de brazos y esperó a que el tendero le trajera las zapatillas. Las tomó antes de que Ludwig pudiera hacer algo y se las puso él solo. Las miró con aire de duda. - No se ven nada mal... - Comentó, bajandose del banquillo para probarlas al caminar.

Le hizo gracia el comportamiento del menor y se rió alegremente.
-parece que te quedan mejor que las que te probaste antes-

Asintió con la cabeza a la pregunta del menor y se le quedó observando un instante imaginendose lo bien que se vería ese calzado con los kimonos. Se acercó y agachó para acariciar suavemente la zapatilla junto con el pie de Hirako.
-Podemos llevarnos las que quieras. Creo que deberías probarte más modelos-

Miró a Hirako y le sonrió de forma amable.
-ya tienes decidido cual te vas a llevar.-dijo mirando la montaña de zapatos que el moner se había probado. A Ludwig le parecían todos unos zapatos fantásticos y por él se los llevaría todos pero quería que Hirako decidiese.

- Si! - Asintió - Llevare todos estos... - Exclamó, mostrándole varios pares de zapatillas que había apartado. Eran cinco. - Esta bien? - Cuestionó. A pesar de que el mayor dijera que aquello era un obsequio, no quería abusar de su favor, siendo que de por si ya le estaba haciendo uno enorme que era sacarle de la vida de las calles a la cual no estaba acostumbrado.

Asintió con la cabeza a la pregunta de Hirako e hizo un gesto al tendero para que se acercara.
-Nos llevamos estos pares-dijo señalandole los que quería llevarse el menor. El tendero los recogió y los metió en cajas. cuando terminó Ludwig le pagó e como la vez anterior mandó que le fueran llevados a su hospedaje.
-Ahora florecita vamos a comprarte adornos para el pelo y luego te bañaré-le sonrió y le tomó de la mano para salir dela tienda

- B-bañarme? - Ante la sola insinuación, Hirako se sonrojo terriblemente - Ni que fuera una muñeca a la que tienes que arreglar... - Murmuró, desviando la mirada. Si bien era cierto que, cuando vivía con su familia, estaba acostumbrado a que le atendieran, sentía que con cada cosa que hacía Ludwig se endeudaba más y más.

Caminaron hasta la tienda, donde Hirako se puso a ver las vidrieras de forma distraída mientras llegaba quien atendía.

Sinrió un poco burlonamente ante el sonrojo de Hirako.
- Me gusta que mis cosas estén limpias, aseadas y bonitas- Caminó alegremente de la mano del menor hasta la tienda siguiente que se encontraba en una calle espaciosa y con casa grandes y hermosas.
Cuando Hirako se puso a ver las vidrieras Ludwig le abrazó por detrás.
-Podríamos bañarnos juntos-le susurro en el oido

Su rostro, que de por si ya estaba sonrojado, subió unos cuantos tonos más en su color ante la atrevida sugerencia del castaño. No era la primera vez que se lo decía, claro, pero no dejaba de causarle el mismo efecto. Pese a esto intento mantenerse calmado. - No vas a... Dejar de preguntarlo hasta que te diga que si... Cierto? - Pronunció, con trabajo, mirando el reflejo de ambos en la vidriera.

Sonrió con algo de altanería y acercó sus labios al rostro del menor dejando un rápido y ligero beso en la mejilla.
-Es que me gusta como te ves cada vez que te sonrojas de esa manera. me hace gracia y además te ves muy lindo-dijo sin dejar de abrazarle por detrás mientras la gente que les veía se estaba preguntando si eran amantes.

- Siempre dices lo mismo...- Musito cohibido. Intento distraer su atención y ponerse a mirar la vidriera, pero se le hacia imposible con el mayor tan cercano a su cuerpo, causandole estremecimientos ligeros que intentaba disimular. Se volvió entonces a mirarle por encima del hombro.- No veníamos a comprar algo? - Inquirio - Mejor nos damos prisa antes de que sea tarde...- Recomendo el menor viendo que en cualquier momento oscurecería.

-lo digo por que es la verdad florecita-le agradaba mucho la cercanía de su cuerpo con el cuerpo del menor. Ante lo dicho por Hirako se percató de que se hacía tarde y se separó desganado y de forma lenta para que entrasen a la tienda. Volvió a entrelazar la mano del menos con la suya y pasaron el umbral de la tienda.